La Bioética es la reflexión crítica
sobre los valores y los principios que nos ayudan a guiarnos en nuestras decisiones
y los comportamientos.
La palabra Bioética es un neologismo acuñado en 1971 por Van Rensselaer Potter en su libro Bioethics donde define a la
bioética como el estudio sistemático de la
conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado sanitario,
en cuanto que tal conducta se examina a la luz de los valores y de principios
morales [1]
En la actualidad no solo abarca en aspectos tradicionales de la ética médica
si no que incluye a la ética ambiental
con perspectivas evolutivas pero posteriormente el término bioética se ha usado
sobre todo para referirse a la ética médica y a la ética de los nuevos avances
en biomedicina.
El objetivo de la bioética era animar al debate y al dialogo
interdisciplinar entre la medicina y la filosofía y la ética, y supuso una
notable renovación de la ética médica tradicional.
[2]El principio de
beneficencia le señala al médico la obligación de actuar siempre en beneficio
de los otros, la cual asume inmediatamente de convertirse en tal. La
beneficencia implica promover el mejor interés del paciente pero sin tener
en cuenta su opinión, porque claro, este no tiene los conocimientos necesarios
para resolver su estado como si los tiene el médico.
Por su lado el
principio de maleficencia establece el abstenerse intencionadamente de realizar
acciones que puedan causar daño o perjudicar a otros. Puede ocurrir en algunas
circunstancias que en la búsqueda de esa solución para el paciente se incurra
en un daño, en este caso, entonces, no hay una voluntad de hacer daño, el tema
pasará por evitar perjudicar innecesariamente a otros. Esto implicará al médico
ostentar una formación técnica y teórica adecuada y actualizada, investigar
acerca de tratamientos, procedimientos y terapias nuevas, entre otras
cuestiones.
Y finalmente el
principio de justicia que implicará el brindar un trato igual a todos para de
esta manera reducir las desigualdades sociales, económicas, culturales,
ideológicas, entre otras. Aunque no debería ser así, es sabido, que a veces, el sistema
sanitario de algunos lugares del mundo privilegia la atención de unos y
desmerece la de otros tan solo por una situación social o económica, entre las
más recurrentes, entonces, esto es a lo que apunta este principio de justicia.
Los principales temas
en los cuales entenderá la Bioética serán el trasplante de órganos, la
eutanasia, la reproducción asistida, el aborto, la fertilización in vitro, la
manipulación genética, los problemas ecológicos, del ambiente y de la biosfera.
PRINCIPIOS
BIOETICOS
En el devenir de los muchos siglos
en que prevaleció la filosofía griega del orden natural, que pronto
cristianizaron los teólogos , la entonces llamada ética médica la hicieron los moralistas
y la aplicaron , en definitiva , los confesores.
En el devenir de los muchos siglos
en que prevaleció la filosofía griega del orden natural, que pronto
cristianizaron los teólogos, la entonces llamada ética médica la hicieron los moralistas
y la aplicaron , en definitiva , los confesores. En estos tiempos, al médico se
le suministraba todo hecho pidiéndole o exigiéndole que simple y llanamente lo
cumpliera, así mismo tampoco se comprendía muy bien que los casos concretos, de
esencia definida, pudieran ser la causa o provocar conflictos graves ,
sustantivos, ya que una vez establecidos los denominados principios generales ,
de carácter inmutable , lo único que podían cambiar eran las circunstancias;
dicho con otras palabras : a lo largo de todos estos siglos de regencia filosófica
griega no existió una verdadera ética médica , si por ella entendemos la moral autónoma
de los médicos y los enfermos ; existió otra cosa , la concesión aristotélica principista
heteronomía , que muy bien pudiera denominarse ética de la medicina. Todo esto
explica porque los médicos no han sido por lo general ni muy duchos y, mucho
menos competentes , en cuestiones de ética , la cual quedó reducida a una
actividad propia del ámbito de los ascético y de etiqueta.
[1] Bioethics Bridge to the future Van Rensselaer Potter
PRINCIPIO
DE LA AUTONOMÍA O EL RESPETO DE LAS
PERSONAS
En este principio se toma en consideración, por lo menos,
dos vertientes ético-morales fundamentales: 14
El respeto por la autonomía del individuo, que se
sustenta, esencialmente, en el respeto de la capacidad que tienen las personas
para su autodeterminación en relación con las determinadas opciones
individuales de que disponen.
Protección de los individuos con deficiencias o
disminución de su autonomía en el que se plantea y exige que todas aquellas
personas que sean vulnerables o dependientes resulten debidamente protegidas
contra cualquier intención de daño o abuso por otras partes.
La aparición y puesta en práctica del principio de autonomía
ha influido profundamente en el desarrollo de la bioética, tanto desde el punto
de vista sociopolítico como legal y moral. El mismo a cambiado
indiscutiblemente el centro de la toma de decisiones del médico al paciente y a
su vez a reorientado la relación del médico con el enfermo hacia un acto mucho
más abierto y más profundamente franco, en el que se respeta y toma como centro
de referencia la dignidad del paciente como persona.4,15 En la actualidad se
plantea que el auge del principio de la autonomía en la práctica biomédica ha
protegido a los enfermos contra las flagrantes violaciones de su autonomía e
integridad que en el pasado, por simples razones éticas eran tan ampliamente
aceptadas como permisibles.
No obstante, lo planteado el principio bioético de
autonomía, como es de suponer, no resulta lo suficientemente fuerte, no basta
para garantizar el respeto a las personas en las transacciones y hechos médicos
en los cuales éstas puedan verse involucradas con todos los matices y
significados que ello entraña. Al respecto del fundamento de las relaciones
médicas, el concepto de integridad es más rico y fundamental. El mismo está más
estrechamente ligado a lo que significa esencialmente el ser humano completo en
su aspecto psicológico, biológico y espiritual. Este concepto resulta más
exigente y difícil de captar en un contexto legal o en lo relativo a los
llamados procedimientos de consentimiento informado. En definitiva la autonomía
depende de la preservación de la integridad de las personas, y tanto una como
la otra dependen de
la integridad del médico, pudiéndose asegurar que la
integridad sin conocimiento es débil e inútil y el conocimiento sin integridad
es peligroso y temible
La bioética no sólo trata las cuestiones morales en el
ámbito de la biomedicina, sino que además incluye:
cuestiones epistemológicas: modelos explicativos sobre
la conducta humana debate entre el determinismo biológico y la
influencia ambiental), metáforas y modelos sobre el papel de los genes, etc.
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Cuestiones ontológicas (estatuto de lo humano al
comienzo y al final de la vida; estado vegetativo persistente; relación entre
la dotación genética y la identidad del individuo, etc.
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La bioética se desarrolla en el contexto de una sociedad
pluralista, ajena a los grandes relatos unifica dores de tipo religioso o
ideológico. Por lo tanto, la bioética es una ética civil que se sustenta en la
racionalidad humana secularizada, capaz de ser compartida por todos, en un terreno
filosófico neutro. Como dice Marciano Vidal (1989) más allá de un
ordenamiento jurídico y deontológico, y más acá de las convicciones
religiosas".
La esencia de este principio consiste en la obligación
ética de aumentar, tanto como ello sea posible, los beneficios y reducir al
mínimo los daños y prejuicios que el individuo pueda recibir.
El ejercicio de la medicina está orientado por principios
éticos que tienen sus raíces en conceptos filosóficos, el no causar daños y
hacer el bien al paciente. En la mayoría de los textos clásicos de medicina
también se establecen limitaciones, claras y precisas, en cuanto al
empleo de los conocimientos médicos para determinados objetivos. Los actos como
la eutanasia como el aborto, la tortura, el ejercicio del poder o
incluso la manipulación de las personas por medio de una intervención médica
completa pueden ser excluidas de la práctica, no sólo idónea sino también hábil
de la medicina por esas restricciones de la conducta profesional. Es un hecho
de tradición que tanto la ética como la pericia se aúnen en el campo de la
medicina; no obstante ello debe recordarse que la ética sin la debida pericia
nunca puede resultar eficaz pero que la pericia, por muy grande que esta sea
sin la correspondiente dosis de ética nunca redundará en beneficio del
paciente.
Del principio bioético de la beneficencia se derivan
normas que exigen el establecimiento de los riesgos de la investigación,
que éstos sean del todo razonables, tomando en consideración los beneficios que
se esperan obtener, que la concepción de la investigación que se pretende
realizar sea sensata y atinada y que los investigadores que habrán de
intervenir en la misma tengan el grado de idoneidad requerido para llevar a
cabo debidamente sus tareas, al tiempo que salvaguarden el bienestar de los
sujetos de la investigación.
Cuando se trata del
cuidado de los enfermos, nunca debe ser olvidado el ambiente cargado de
valores de todo tipo en que se realiza o ejecuta la intervención
médica de que se trate. Es por esta simple y llana razón que deben ser
elaboradas listas de verificación de datos no científicos con el
objeto de abordar como es debido las cuestiones personales y el conocimiento de
aquellos valores que resultan imprescindibles para el establecimiento de una
correcta relación médico-paciente y determinar, en definitiva, lo que es mejor
para el mismo.
Un punto relativamente descuidado del debate bioético,
pero esencial a la hora de discutir los aspectos de justicia en el acceso a los
servicios biomédicos, es el de la conexión entre los fines de la biomedicina y
los medios técnicos disponibles. Para Daniel Callahan (1996) hay dos
factores que inciden sobre esta cuestión:
Tendencia de la medicina a introducir nuevas
tecnologías, a menudo muy caras, y previstas para el beneficio individual y
no tanto para el beneficio de la población general.
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Las tecnologías biomédica están modificando
continuamente la imagen tradicional de lo que es "funcionamiento normal
de nuestra especie". Se está redefiniendo la noción estadística de
"normalidad", de modo que nos estamos deslizando hacia unos fines
de optimización e incluso "mejora" de nuestra naturaleza.
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¿Es legítimo emplear inmensos recursos económicos del
entramado clínico e investigador en seguir ampliando los límites normales sobre
todo si esto es a costa de descuidar atención más básica para mayor número de
personas? A estos interrogantes no se puede responder si previamente no se ha
discutido cuales son los fines y los bienes que pretendemos obtener de la
Medicina. El no haber abordado esto explica en parte la ya vieja dificultad
para:
definir lo que debe ser un "paquete básico" de
servicios sanitarios para todos (un problema sobre todo en los EEUU, que a
diferencia de Europa, carece de un sistema público universal y gratuito de
salud)
incapacidad de llegar a un acuerdo sobre la
"futilidad" en tratamientos médicos (sobre todo en enfermos
terminales)
determinar qué clase de salud debemos lograr para los
ancianos, y cómo hacerlo
qué clase de cuidados sanitarios proporcionar a aquellos
pacientes en los que las únicas opciones aplicables son extraordinariamente
costosas.
Algunos peligros asociados a la invocación de la bioética
Miguel Moreno (1995) ha resumido algunas de las "trampas"
que pueden jalonar el curso de la bioética:
Considerar la bioética como un mero cálculo de
posibilidades técnicas y de relación costes/beneficios. Se asume que los
problemas éticos suelen estar asociados a técnicas aún no maduras que presentan
problemas de seguridad, pero una vez que tales problemas se solventen,
desaparecen los obstáculos éticos para su aplicación. (Algo de esto se está
viendo ya con la perspectiva de la clonación en humanos, y sobre la
intervención genética en la línea germinal).
Invocación a la ética sólo cuando el conocimiento científico
y técnico llega a afectar a la sociedad. En este caso se puede tener la
tentación de usar la bioética de un modo reactivo, como "amortiguador de impacto sociales" y no como reflexión previa y crítica sobre medios y
fines.
Invocación al prestigio de la bioética para pedir
atención y recursos de investigación. Los científicos y gestores públicos saben
que la investigación requiere grandes inversiones, para lo cual pretenden ganar
un amplio apoyo social. Esto favorece el surgimiento de una ética informal en
los proyectos de investigación, cuyo peligro es el de ser instrumentalizadora,
el de "hacer tragar" la irrupción masiva de nuevas tecnologías que
favorecen a ciertas capas o sectores. Se trata de una ética domesticada, como
trámite publicitario, para cubrir el expediente y acallar conciencias. Este es
el peligro de la ética "institucionalizada" en comités oficiales, que
intentan cerrar el debate de modo prematuro. También es el recurso de comités
ligados a empresas o a grupos profesionales en los servicios de FIV,
análisis genéticos, etc.)
TECNOLOGÍA Y ÉTICA
El no considerar a la tecnología como una práctica
social más (sino la plasmación de una racionalidad objetiva que avanza
inexorablemente) conlleva que los problemas sociales y éticos que puedan
surgir tiendan a ser tratados de modo "tecnológico": la ET se
convierte en una especie de "meta-tecnología", donde los enfoques
dotados de racionalidad tecnológica se imponen, y donde la ética obviamente
desempeña un papel secundario.
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Pero además, la ética a su vez, tiende a usar modelos
de razonamiento moral impregnados de racionalidad técnica, aplicando
principios a prácticas. Esto se ve claramente en numerosos comités de ética,
que se limitan a cuestiones sobre el adecuado uso de la tecnología
(cuestiones de consentimiento informado, justicia, etc.), pero nunca se
considera que la tecnología como tal pueda ser un problema. La ética se
convierte entonces en una tecnología destinada a hacer controlables un
conjunto particular de problemas potenciales.
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